Roles de género: cómo, cuándo y por qué coeducar

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Hablar de roles de género es entender por qué es tan tan necesario educar en igualdad. Hoy vamos a reflexionar sobre este concepto y su relación con la coeducación.

Históricamente se han establecido una serie de normas no escritas y unos comportamientos como propios adecuados para un determinado género. 

La base de los roles de género es la creencia de que, en función de si una persona es del género masculino o del género femenino tendrá un determinado comportamiento.

Los roles marcan el papel que asumimos  ante una determinada situación en función del género. Por consiguiente los roles de género atribuyen diferentes funciones sociales a mujeres y hombres. 

A las mujeres se les han asignado tradicionalmente roles vinculados con el desempeño de tareas en el ámbito doméstico, relacionada con el cuidado del hogar y con el cuidado de las personas en el entorno familiar. 

Mientras que a los  hombres se les han asignado roles relacionados con el ámbito público: el empleo remunerado y la participación en los órganos de toma de decisiones que afectan al conjunto de la sociedad.

ROLES Y ESTEREOTIPOS DE GÉNERO

Si hablamos de los roles de género, también hay  que hacer referencia a  los estereotipos de género, ya que van de la mano.

Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH), define que un estereotipo de género «es una opinión o prejuicio generalizado acerca de atributos o características que hombres y mujeres poseen o deberían poseer o de las funciones sociales que ambos desempeñan o deberían desempeñar”. 

Algunos de esos ejemplos son considerando a las niñas, chicas, mujeres que son dependientes, pasivas, emocionales, sumisas, débiles, cariñosas, con habilidades para las tareas domésticas, cuidadosas, hábiles con los afectos y las relaciones y cuidadosas con la imagen etc. 

Por el contrario a los niños, chicos, varones se dice que son independientes, activos, racionales, líderes, fuertes, fríos, hábiles para las reparaciones, brutos, hábiles en lo político, económico, académico, científico y descuidados con la imagen etc.

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Cabe señalar que el género no es solamente un patrón de comportamiento que se transmite a hombres y mujeres mediante la socialización. También es una experiencia que interiorizamos y que configura nuestra identidad, nuestra manera de pensar, sentir y actuar. 

**Aclaración: los roles de género están relacionados con el concepto o la idea social de masculinidad y feminidad. Es un tema que tiene que ver con una imposición de la estructura social más que con la diversidad de formas de vivirse en el mundo (a pesar de esas imposiciones). Por eso en este artículo no hablamos de otras identidades como las personas no binarias o de género fluido**

En base a esa interiorización también se elige con quién ir, establecemos preferencias en los estudios, e incluso proyectamos uno u otro futuro profesional, casi como un hábito imperceptible. 

Nos hemos acostumbrado a que determinadas tareas laborales la realicen  los   hombres (como fontanero o bombero) y otras las mujeres (como cuidadora o cocinera). Pero, cada vez es más frecuente ver a mujeres que realizan tareas que anteriormente eran típicas de hombres, como policía o militar, rompiendo esas barreras invisibles que nos impone la sociedad. 

Igualmente en lo relacionado con el ámbito personal, se ha de tomar conciencia de que, los hombres pueden ser cariñosos, sensibles, empáticos y corresponsables con las tareas domésticas y la crianza de nuestras hijas e hijos, y a la par, conservar los atributos positivos de la masculinidad, e igualmente las mujeres pueden ser autónomas, asertivas, seguras de sí mismas, independientes, buscar espacios y tiempos para ellas mismas, evitar sobrecargarse de responsabilidades y, además, mantener los atributos positivos de la feminidad. 

Por lo tanto, las mujeres y los hombres  pueden ser al mismo tiempo racionales, intuitivas/os) autónomas/os) independientes, decididas/os, corresponsables tanto en el espacio doméstico como en el público…, y es conveniente mentalizarse de ello para que no se dejen cosas de lado, ni opciones de cualquier tipo, por causa de los estereotipos de género dominantes. 

Aun así siguen imperando esos prejuicios y estereotipos, que a la hora de tomar decisiones importantes, como los estudios o profesión a elegir, influyen por cuál opción decantarse. 

Al trazar el futuro, este se contempla como más fácil y menos problemático cuando la opción elegida coincide con lo que se espera de mi sexo, que cuando es al contrario.

ROLES DE GÉNERO: CÓMO SE CONSTRUYEN

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Por otra parte,  los roles y estereotipos se transmiten a través de un proceso socializador lento, paulatino y poco consciente, que empieza en la infancia y que suele durar toda la vida.  

Mediante este proceso se transmiten normas, valores, costumbres, roles y estereotipos que cada cultura asigna a las mujeres y a los hombres, y que finalmente incorporamos como propios. 

Algunos ejemplos de cómo se produce esta asimilación los encontramos en los juguetes, los juegos, las historias que nos cuentan, los cuentos infantiles, las preferencias de los colores, los consejos que nos dan, los comportamientos que se nos exigen, los deseos que nos transmiten, etc. 

Así vamos aprendiendo lo que el entorno y la sociedad espera de nosotros y del sexo opuesto, en función de nuestro sexo: los comportamientos permitidos, los prohibidos, los aprobados y los reconocidos, los reprendidos y rechazados. En este proceso de construcción social los principales agentes que participan suelen ser la familia, la escuela, los medios de comunicación y el grupo de iguales. 

LOS ROLES DE GÉNERO Y LA COEDUCACIÓN

Como ya hemos visto, los roles de género hacen referencia al papel que jugamos unas y otros en la sociedad, en cuanto a conductas, tareas y responsabilidad, y que se nos atribuye de forma distinta y diferencial.

Los estereotipos de género son ideas simplificadas sobre características, actitudes y aptitudes que “tenemos” y que “debemos tener” tanto mujeres como hombres. 

Pero, no hay que olvidar que, dentro del sistema social patriarcal, son las mujeres las que tienen las menores oportunidades y según, una desigualdad estructural

En consecuencia se hace necesaria una educación no sexista, basada en el aprendizaje y desarrollo de una serie de habilidades, capacidades y valores, que permitan al alumnado, independientemente de su sexo, enfrentarse a una sociedad en continuo  cambio, teniendo en cuenta la necesidad de conseguir su propia integración como personas libres y con iguales oportunidades para participar en la sociedad y ser protagonistas de los cambios que se producen en ella, disponiendo de las habilidades necesarias para una óptima adaptación.

En resumen, “ni los niños ni la niñas nacen sexistas” cada cual ha nacido con su sexo, pero se aprende a ser niña, niño, mujer y hombre a través de la socialización diferenciada. 

Y esta serie de construcciones sociales y culturales que se atribuyen a las personas por el hecho de ser biológicamente diferentes, mujeres u hombres, definen las identidades de género que son la base donde se asienta la desigualdad. 

En ningún momento hay que limitar las capacidades personales, realizar una carrera profesional y/o tomar decisiones acerca de sus vidas y proyectos vitales. 

Asimismo, la coeducación es un método educativo que no establece relación de poder que supedite a un sexo a otro. Por ello, coeducar ha de ser considerado un principio transversal, es decir, ha de estar presente en cada uno de los elementos curriculares, objetivos, contenidos, espacios y materiales. 

Como ejemplos en el aula sería: utilizar un lenguaje inclusivo y no sexista, cantar canciones que promuevan roles no sexista, utilizar los colores de manera genérica, tratar a la infancia por igual, expresar las emociones libremente, apostar por espacios libres de juegos tanto dentro como fuera del aula, libertad en el juego, gymkanas no sexistas, lecturas infantiles que rompan con los roles y estereotipos de género y establecer patrones emocionales, sociales y expectativas, sin condicionantes, etc.

Además, a través de mi experiencia en “Va De Cuentos” como estudiante en prácticas, he descubierto una nueva manera respetuosa y de acompañamiento emocional educando en la igualdad, mediante diferentes actividades, cursos, charlas y talleres, donde la literatura es una herramienta fundamental como método de educación coeducativo.

Se trabaja con diversos recursos e involucrando a los diferentes agentes socializadores como la comunidad educativa y las familias, es un proceso de cambio por la igualdad y como garantía de la no discriminación por razón de sexo, género u orientación sexual. 

Como conclusión: no tenemos por qué limitar nuestras potencialidades y capacidades a causa de nuestro sexo, se ha de  instaurar la perspectiva de género en todas las áreas ya sea educativa, social, económica y política, si queremos una sociedad equilibrada y en igualdad. Es un proceso largo, difícil y competencia de la sociedad en su conjunto y por un bien común.

“Tratémonos por lo que somos: personas sin más”.

Artículo escrito por Elena Navarro, alumna en prácticas en Va de Cuentos.

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REFERENCIA Y BIOGRAFÍA

Unidad Didáctica 1. Curso “Igualdad de Oportunidades: Aplicaciones Prácticas en Servicios Sociales”.

Escuela virtual de Igualdad: INSTITUTO DE LA MUJER Y PARA LA IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. MINISTERIO DE SANIDAD, SERVICIOS SOCIALES E IGUALDAD

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