Qué son las emociones: una introducción
El objetivo de Va de Cuentos es promover el acompañamiento emocional desde la infancia, como base para una educación respetuosa. ¿Por qué? Porque las emociones son el motor que mueve a las personas, somos seres sensibles, dentro de nosotros y nosotras hay palancas que se activan y nos hacen actuar de una determinada manera frente a un impulso.
Es algo con lo que vamos a tener que vivir toda la vida, y la forma en la que aprendamos a comprender cómo son estas palancas y cómo gestionarlas de manera adecuada, será clave para vivir una vida plena, feliz y sana emocionalmente.
Siempre lo decimos, las emociones no se educan, se acompañan, porque aprendemos por imitación. Como adultxs responsables, ya seamos profesionales del mundo de la infancia, padres o madres, deberemos hacer un trabajo interno de aprendizaje para poder acompañar a lxs peques en su viaje personal y emocional.
Por eso, hoy, vamos a dedicar un espacio en nuestro blog para sentar las bases del acompañamiento emocional y su relación con la literatura: ¿de qué hablamos cuando hablamos de emociones? ¿Por qué la literatura infantil es un recurso clave?
Índice de contenido
Qué son las emociones: definición y diferencia con otros conceptos clave.
Si nos vamos a la definición de la RAE, encontramos dos acepciones:
Emoción
Del lat. emotio, -ōnis.
1. f. Alteración del ánimo intensa y pasajera, agradable o penosa, que va acompañada de cierta conmoción somática.
2. f. Interés, generalmente expectante, con que se participa en algo que está ocurriendo.
De ambas acepciones podemos entender que una emoción es “algo que sentimos” y que nos hace “ponernos en marcha”.
Para entender bien qué es una emoción, desde Va de Cuentos pensamos que es importante diferenciar entre tres conceptos: Sensación, Emoción y Sentimiento.
Sensación: impresión que proviene de una situación interior o exterior y puede ser de placer o displacer.
Emoción: pulsión instintiva para satisfacer la supervivencia
Sentimiento: elaboración cognitiva de una sensación o emoción. El nombre asignado estará relacionado con las experiencias previas y con la etapa de desarrollo de la persona.
Siguiendo estas tres definiciones, podemos entender que cuando ocurre algo a nuestro alrededor, ajeno a nosotrxs, este “algo” provoca en nosotrxs una impresión que puede ser positiva o negativa.
Esa impresión provoca una “reacción instantánea” en nuestro interior que nos hace actuar en consecuencia. Esa reacción es la emoción.
Cuando nos damos cuenta de que una reacción se ha creado en nosotrxs, la asimilamos, la comparamos con otras reacciones similares del pasado y nos hacemos una “imagen” de ella. Es decir, construimos un sentimiento alrededor de esa emoción.
Por lo tanto, podemos concluir que las emociones tienen la función de decirle a nuestro cerebro que debemos reaccionar ante un estímulo externo o interno que hemos percibido a través de nuestros sentidos, y que debemos “hacer algo” con ello.
Así, las emociones son funcionales y no hay emociones buenas ni malas, simplemente debemos aprender a gestionarlas de manera adecuada.
Funciones de las emociones: El ciclo de la emoción
Como hemos visto, las emociones nos informan del estado del organismo. Nos señalan una necesidad. Nos ayudan a adaptarnos y a clarificar nuestro pensamiento.
Para poder acompañar las emociones de manera respetuosa defendemos que es esencial entender cómo actúa nuestro organismo desde el inicio de la emoción hasta el final.
Para ello, nos ayudamos de lo que llamamos “Ciclo de la emoción”:



- Sensación: Percibimos una experiencia sensorial, ya sea interna o externa, que nos produce placer o displacer y nos lleva a una emoción.
- Toma de conciencia En esta fase la persona pone palabra o gesto a la emoción.
- Movilización de la energía – acción: Se da una activación de la energía para dirigirse hacia lo que uno necesita.
- Contacto con la necesidad: buscamos la manera de satisfacer esa necesidad
- Reposo – relajación: Satisfacción de la emoción y, por tanto, relajación y cierre del ciclo.
Qué son las Emociones Primarias y Secundarias
Desde que en 1980 Rober Plutchik publicara “La Rueda de las Emociones”, la discusión sobre cómo clasificar las emociones sigue estando latente en la literatura sobre el tema. Pero Plutchik, con su propuesta gráfica de la rueda de las emociones, sentó las bases para dicha discusión académica y nosotras consideramos acertada su aportación.



Siguiendo esta rueda, podemos distinguir entre Emociones Primarias y Emociones Secundarias:
Emociones primarias: Encontramos alegría, rabia, tristeza y miedo. Aparecen frente a un estímulo y ayudan a nuestro organismo a adaptarse y a sobrevivir. Cuando surgen, se producen cambios psicológicos, fisiológicos y psicosomáticos. Existen en nosotros de manera innata.
Emociones secundarias: vergüenza, sorpresa, asco, confusión, euforia… A medida que la niña o el niño va creciendo su cerebro va madurando y va desarrollando otros sentires a partir de lo que hemos llamado emociones primarias.
Las emociones y la literatura infantil
En Va de Cuentos consideramos que los cuentos son un recurso pedagógico clave. La literatura infantil abre puertas porque la ficción nos ofrece recursos donde la experiencia no llega.
El cerebro asimila las emociones que vivimos al leer o escuchar una historia, como si fueran reales. Sirven como «modelos» para cuando la emoción llega a la vida real.
Así opina Raymond Mar, doctor en Psicología de la Universidad de York, en Canadá, que estudió el comportamiento del cerebro cuando una persona lee. Según Mar, “podríamos aprender algo o mejorar nuestra capacidad para entender a otras personas si frecuentemente leemos y nos involucramos en historias y personajes dentro de ellas»,
Además de ayudarnos a “vivir” experiencias que no hemos alcanzado en la vida real, la literatura también nos ayuda a desarrollarnos como seres humanos.
Tal y como señala el autor Antonio Rodríguez Almodovar, la mente de los niños necesita conflictos para poder crecer y ahí es donde entra en juego el cuento: ofrece historias con obstáculos que los personajes deben resolver. «La mente infantil pide conflicto y el cuento no traumatiza: prepara para la vida», asegura Almodovar.
Estos estudios y expertos nos dan la razón: para acompañar emocionalmente a la infancia, el cuento es un recurso maravilloso, porque te ayuda a ponerte en los zapatos de otros, a conocer otras realidades, a poner nombre a esa emoción que has sentido pero que no conocías. Entretienen, despiertan la creatividad y nos ayudan a entender mejor el mundo.
Ahora bien, cuando hablamos de infancia, es esencial que detrás de un cuento esté la persona adulta: un adecuado acompañamiento emocional es clave para que lxs peques aprendan a gestionar las emociones que la vida, y los cuentos, les ponen delante :)
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